Relatos Cortos #02

¡QUERIDOS LECTORES! Buenas! ¿Como estan? Por suerte aca esta nublado y lloviendo, asi que refresco. Hay un lindo vientito que nos deja respirar de tanto calor que hemos pasado!

Hoy les compartimos un relato corto de Javier del Ponte, el escritor de Renovatio (pueden leer la reseña del libro haciendo click)

El relato se llama "Trabajo insalubre del Narrador Omnisciente" 


Quisiera presentarme ante ustedes, mi nombres es… esto es embarazoso, no tengo idea de cual es mi nombre. En fin, algunos me llaman “El narrador”, otros “El que todo lo ve” o simplemente “El que cuenta la historia”.
Siempre me ha causado mucha risa, pero no de esas en las que uno se divierte, sino de esas risas que dejan entrever impotencia, cuando dicen que yo puedo verlo todo, que lo se todo o que manejo la historia a mis antojos. Incluso tal vez ustedes puedan creerlo asĂ­. Se los aseguro, nada de eso es cierto.

Ante sus atentas lecturas, darĂ­a toda la impresiĂłn que asĂ­ fuera, que soy yo quien desenvuelve la historia. Nada mas lejos de la realidad. Ni siquiera nombre tengo.

A duras penas si puedo conocer las ideas que deambulan por las cabezas de limitadas personas (Solo de cuantas personas cuente la historia), o las opciones con las que se debaten intensamente, hasta puedo saber y contarles los sentimientos que atrapan a aquellos héroes, pero mi saber se limita a ellos, solo a ellos.

No obstante, todos creen que yo digo lo que quiero, deberĂ­an comenzar a catapultar esa idea de sus cabezas y lanzarla lo mas lejos que puedan de modo tal que nunca mas puedan encontrarla. Yo, el “sin nombre”, estoy siempre a la merced del escritor, persona perversa si las hay. Pone en mi boca todo cuanto se le ocurre, y no siempre es grato decirlas. De hecho en este mismo instante, está dirigiendo mis palabras, y se los digo porque yo quisiera estar insultándolo en este momento, pero nada de ello sale de mi, sino solo palabras carentes de la intensidad que yo deseo. Muy pocas veces, sinceramente son muy pocas, puedo dominarlo un poco al escritor, como en este momento en el cual logrĂ© que escribiera y diera testimonio de mi trabajo insalubre, son los momentos en donde el sueño comienza a dejar un poco a la intemperie el timĂłn del barco, ahĂ­ es cuando yo pueda darme un poco de rienda suelta, no tanta, a decir verdad, porque puedo despertarlo.

En el mayor de los casos, quedo sujeto a una gran cantidad de perversiones, ideas que solo a un sujeto tan miserable, tan sucio, tan pervertido y perverso como el escritor, pueden ocurrĂ­rseles. Me disculpo por no poder releer esto que les estoy contando para poder acomodarlo y que les sea de una lectura mas fluida, no tengo tiempo y el propĂłsito tampoco es ese, simplemente que puedan saber las barbaridades que se dicen en nombre del narrador, las muertes que quedan pegadas en mi voz y la cantidad de cosas a las que estoy sometido a ver y contarles.
No soy yo, sépanlo, es el escritor.

Ante sus atentas lecturas, darĂ­a toda la impresiĂłn que asĂ­ fuera, que soy yo quien desenvuelve la historia. Nada mas lejos de la realidad. Ni siquiera nombre tengo.
A duras penas si puedo conocer las ideas que deambulan por las cabezas de limitadas personas (Solo de cuantas personas cuente la historia), o las opciones con las que se debaten intensamente, hasta puedo saber y contarles los sentimientos que atrapan a aquellos héroes, pero mi saber se limita a ellos, solo a ellos.
No obstante, todos creen que yo digo lo que quiero, deberĂ­an comenzar a catapultar esa idea de sus cabezas y lanzarla lo mas lejos que puedan de modo tal que nunca mas puedan encontrarla. Yo, el “sin nombre”, estoy siempre a la merced del escritor, persona perversa si las hay. Pone en mi boca todo cuanto se le ocurre, y no siempre es grato decirlas. De hecho en este mismo instante, está dirigiendo mis palabras, y se los digo porque yo quisiera estar insultándolo en este momento, pero nada de ello sale de mi, sino solo palabras carentes de la intensidad que yo deseo. Muy pocas veces, sinceramente son muy pocas, puedo dominarlo un poco al escritor, como en este momento en el cual logrĂ© que escribiera y diera testimonio de mi trabajo insalubre, son los momentos en donde el sueño comienza a dejar un poco a la intemperie el timĂłn del barco, ahĂ­ es cuando yo pueda darme un poco de rienda suelta, no tanta, a decir verdad, porque puedo despertarlo.
En el mayor de los casos, quedo sujeto a una gran cantidad de perversiones, ideas que solo a un sujeto tan miserable, tan sucio, tan pervertido y perverso como el escritor, pueden ocurrĂ­rseles. Me disculpo por no poder releer esto que les estoy contando para poder acomodarlo y que les sea de una lectura mas fluida, no tengo tiempo y el propĂłsito tampoco es ese, simplemente que puedan saber las barbaridades que se dicen en nombre del narrador, las muertes que quedan pegadas en mi voz y la cantidad de cosas a las que estoy sometido a ver y contarles.
No soy yo, sépanlo, es el escritor.


En su pagina pueden encontrar varios relatos mas que estan igual de interesantes! Si ustedes tienen alguno relato o cuento corto propio de ustedes y quieren compartilo con nosotros, lo pueden mandar a nuestro correo programandolibros@gmail.com 

Saludos! Anto y Jena


5 comentarios:

  1. ¡Hola!

    No sabía que tenías esta sección, pero me encanta. El relato es genial, además tengo muchas ganas de leer el libro de este autor.

    ¡Un besote! :D

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  2. ¡Buenas! la verdad no habĂ­a leĂ­do nada de este autor antes pero me pareciĂł muy interesante. El cuento esta buenĂ­simo, la primera vez que leo algo relacionado con el "narrador" como una persona totalmente distinta del escritor. Me encantĂł!

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  3. No frecuento los relatos, aunque los Ăşltimos que leĂ­ me gustaron mucho. Besos.

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  4. Recién llego a tu blog y vaya relato con el que me he encontrado. Me anoto al autor, un beso y ya te sigo!

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  5. Acabo de llegar a este blog gracias a una amiga. Este relato me pareció fantástico, muy diferente a lo que he estado leyendo, buscare mas sobre el autor, gracias!

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